Retiro la tierra de mi casco y recojo mi arma del suelo. Asesino a un enemigo y recibo un halago de mi compañera, de pronto mi visión falla y me hace tambalear. Mi compañera se disculpa y me dice que no lo puede controlar.
Yo no contesto y corro hacia un enemigo mientras grita «¡Demonio!». «Te salvaré» murmuro mientras lo asesino.
Esta es mi reseña de Halo 4: