El ranking de este mes al final no fue precisamente un especial de terror, pero sí tuve cierta inclinación por thrillers y películas del género. Puedes sumar a esta lista Stranger Things 2 (a la cual tal vez le dedicaré un texto o por lo menos estará en el recuento de lo mejor del año) y armar una buena noche de recomendaciones spooky. ¡Feliz Halloween y Día de Muertos!
10. The Mountain Between Us, de Hany Abu-Assad (2017)
«We might die together and I don’t even know you.»
A ver, no tengo problema en que combinen una película de supervivencia y un romance, pero si lo vas a hacer por lo menos que una parte quede bien. La parte de supervivencia es aburridísima y sin nada de urgencia, y el romance tiene cero química y está forzadísimo. Se siente eterna, sobre todo con ese epílogo que sigue y sigue y sigue. Los diálogos son súper cheesy en el peor sentido posible. Me sorprende que en una película en la que pasamos casi dos horas con solo dos personajes, logren que no conozcamos casi nada sobre ellos. Mala con ganas, en serio.
9. Green Street Hooligans, de Lexi Alexander (2005)
«I’m forever blowing bubbles, pretty
bubbles in the air. United! United!»
Esta tiene algo a su favor: es una buena historia. Las dinámicas entre los personajes no son nada innovadoras, pero la situación y el conflicto son interesantes. El desarrollo del personaje principal es satisfactorio por los pelos, porque la película se olvida de él para ahondar en sus personajes secundarios. ¿El resultado? Lo adivinaste: personajes secundarios buenos y un protagonista muy deficiente. Su casting también es malo; simplemente no compro a Elijah Wood en ese papel. Green Street Hooligans vale la pena, me mantuvo involucrado, pero sin duda tiene problemas.
8. It, de Andrés Muschietti (2017)
«If we stick together, all of us. We’ll win.»
It hace algo muy bien: encuentra la forma de desarrollar a sus personajes de la forma más rápida y sencilla posible para que te involucres cuanto antes. Prácticamente desde la primera escena con cada uno ya sabes sus necesidades y motivaciones, lo cual es muy impresionante. Creo que eso es lo mejor. En el apartado del horror, nunca me incomodó mucho, pero al menos valoro que juegue limpio con jumpscares bien sembrados, no sacados de la nada. La música y los efectos de sonido me molestaron un poco, pienso que abusan de ambos en momentos que funcionarían mucho mejor en silencio.
7. Gerald’s Game, de Mike Flanagan (2017)
«Isn’t this why we came up here?
To spice things up and try and push the boundaries.»
Una agradable sorpresa. Tiene un problema importante que suele ocurrir con películas basadas en libros cuando la adaptación es un poco floja: un guion demasiado basado en el diálogo. Pensamientos que se dicen en voz alta, desarrollo de personajes dicho explícitamente, carta en donde se narra el final de la película; sacado del lenguaje de un libro, lo cual no necesariamente se lleva bien con el cine. En todo lo demás es competente. La cinematografía es un poco inconsistente pero en su mayoría se ve muy bien, la actuación de Carla Gugino es excelente, y la promesa de tensión y emoción se cumple. Hasta llega a ser perturbadora. Y muy bien por basar su discurso en la caracterización.
6. Get Out, de Jordan Peele (2017)
«I mean, I told you not to go in that house.»
¿Podemos detenernos un minuto a agradecer el hecho de que esta película exista? Tensiones raciales llevadas al extremo y trabajadas como película de terror; qué gran idea, en serio. Como película de terror/suspenso es competente, pero su tratamiento de ese componente racial es una pasada. Clavan la empatía con el personaje, lo cual permite que toda esa perspectiva de discriminación, apropiación cultural y violencia racial pegue con todavía más fuerza. Get Out es una película relevante, original, con un gran guion, mucho que decir y que además de todo te disfraza su mensaje bajo una cinta de suspenso bastante capaz.
5. The Witch, de Robert Eggers (2015)
«Wouldst thou like to live deliciously?»
Siempre digo que no soy fan del cine de terror, pero ESTE cine de terror vaya que me gusta: más atmosférico, menos basado en el susto fácil. Honestamente, esto debería ser el género. Muy reminiscente de la escuela de Kubrick. Me recordó mucho a The Shining, con su habilidad de realmente hacerte sentir cómo los personajes van perdiendo la cabeza. Imágenes perturbadoras creadas con pura cinematografía, edición y actuación, no con sonidos fuertes que salen de la nada. Tiene una estructura y progresión algo desordenada, lo cual colabora a la incertidumbre. Recae en su ambientación más que en cualquier otra cosa. Más así, por favor.
4. The Babysitter, de McG (2017)
«—People have always done human sacrifice.
—Yeah but, like, not in America with hot people.»
No puedo creer lo mucho que me gustó. Estúpida a más no poder, ultraviolenta, con una cinematografía súper escandalosa, mucho estilo, eye candy para todos los gustos y un guion que logró hacerme reír en más de una ocasión. The Babysitter lo logra por una sencilla razón: sabe lo que es. Es así de sencillo. Con eso logran hacer una película divertidísima, con todos los clichés del mundo pero al mismo tiempo mucha personalidad. En cuestión de estructura del guion, sorprendentemente bien trabajada, así que puedes disfrutarla también por ese lado. Pero The Babysitter no se engaña y tampoco debemos hacerlo nosotros: esta es diversión boba, ochentera y superficial. Y en eso, es simplemente la mejor.
3. Coco, de Lee Unkrich (2017)
«Te llevo en mi corazón y cerca me tendrás.
A solas yo te cantaré soñando en regresar.»
Coco es el ejemplo perfecto de una buena película cuyo tercer acto la convierte en una gran película. Más allá de los detalles que como mexicano puedes reconocer y apreciar, Coco comienza siendo una cinta con una estructura muy predecible, hasta que de pronto deja de serlo. El hecho que marca el inicio del tercer acto desencadena un final que aprovecha todo lo que la película planteó, sorprende en más de una ocasión y vuelve a la cinta una experiencia íntima y muy sentimental. Pixar lo volvió a hacer: una historia bien contada, con una estructura sencilla pero anclada a emociones cercanas. Las pasiones, la familia, los recuerdos; el fondo es muy rico, abarca muchos temas y no descuida ni uno. Coco es tan buena como el corto de Frozen malo (o sea mucho).
2. Blade Runner, de Ridley Scott (1982)
«All those moments will be lost in time… like tears in rain…»
Una película controvertida por tantos cortes (yo solo he visto el Final Cut, cabe aclarar) y criticada erróneamente por tener un pacing lento. Aunque no está libre de errores, Blade Runner sigue siendo una obra maestra. Te envuelve en su atmósfera mejor que cualquier otra cinta que he visto y sus cuestionamientos filosóficos son dados con mucho respeto hacia al espectador, no están ya masticados para que todos entiendan. Más allá de su innegable influencia, Blade Runner se sigue manteniendo como una obra compleja, inteligente y hermosa. Hay que tenerle paciencia, hay que verla varias veces, hay que perdonarle su deficiente romance (tal vez su único defecto), pero todo vale la pena. Eso sí, es segundo lugar, detrás de la película del año.
1. Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve (2017)
«All the best memories are hers.»
En el texto que escribí poco después de verla por primera vez reconocí sus méritos aclarando que no era mejor que la original. Después de revisitarla, sigo teniendo problemas con ella, pero valoré muchísimo su estructura, entramado y mensaje. El arco de K es precioso, ayudado por la subtrama de Joi y las motivaciones de Luv. Hay contrastes fenomenales con la primera película y símbolos en cada rincón. Cuando la ves más de una vez puedes realmente apreciar lo bien escrita que está, con una atención al detalle preciosa.
Actualmente es común obsesionarse con algo y luego olvidarlo cuando llega otro shiny new object. Me declaro culpable, lo he hecho. Afortunadamente, estoy confiado en que no será el caso con Blade Runner 2049. No he dejado de darle vueltas desde que la vi, sigo encontrándole nuevos detalles durante cualquier momento de mi día y pienso de ella de forma muy romántica. Tal vez estoy ante otra de esas obras que, aunque pase la novedad, se quedan en el fondo de mi mente y me construyen un poco más, como lo fue BioShock Infinite. De algo sí estoy seguro: Blade Runner 2049 es mi Blade Runner. Aunque valoro mucho la original, al fin lo entiendo. Entiendo la obsesión y el impacto. Tal vez 2049 capture eso mejor que cualquier otra secuela. Entonces, corrijo: Blade Runner 2049 no está cerca del milagro, lo es.