Mi primer reseña la publiqué el 20 de agosto de 2012. Tenía 15 años. Es sobre un pequeño juego indie llamado Sound Shapes que ya ha sido olvidado. Le di 10 de calificación. Mi gran introducción es «Nunca he sido muy fan de la música». Está horriblemente redactada y fundamentada. ¿Te mueres por leer semejante obra de arte? Ya la puedes encontrar en este blog.
Todos mis textos desde mediados de 2012 a mediados de 2013 los publiqué en un pequeño blog llamado GamerShapes que quise impulsar como un medio serio. Ya después entré a Vidageek, luego a Reset y el resto es historia. Todavía conservo esos textos en su blog original, pero los acabo de pasar todos para acá por practicidad. Los encuentras en la pestaña «Videojuegos», a tu izquierda.
Todos están muy mal redactados. MUY. Pero aun así no les he corregido una palabra, ya que me gusta ver lo que he mejorado desde ese entonces. Me parece un buen ejercicio. De ahí el título de esta entrada: estoy respaldando la ineptitud del Sebastián quinceañero. Así como espero que todo lo que publico actualmente sirva como respaldo de la ineptitud del Sebastián de 19 años.
Hay cosas buenas, como mis recuentos, pero todo lo demás es prácticamente basura. No los leas, por favor. Aquí están:
- Mi primer reseña: Sound Shapes
- [Reseña] FIFA 13
- ¿Los juegos móviles son el futuro de la industria?
- [Top] Canciones para ganar
- [Reseña] Jet Set Radio
- [Reseña] Halo 4
- Juego de iOS de la semana: Score! Classic Goals
- [Reseña] Assassin’s Creed III
- ¿Los videojuegos ocasionan violencia?
- [Especial] BioShock Infinite
- Los cinco juegos que más disfruté en 2013
- El recuento del 2014
- El recuento del 2015
- El único GamerShapes News
En aquel 2012 lo que me inspiró a empezar a escribir fue la prosa de Urovoros en Atomix. ¡Se nota! Qué chafas mis entradas narrativas en algunas de las reseñas, una copia vil de su estilo. ¿Y qué demonios tenía en la cabeza con la idea de hacer «El juego de iOS de la semana»? Sí que quería views. Espero en unos años hable igual de mis textos actuales, así sabré que ya mejoré (o al menos cambié).