Este es el ranking con menos películas (again) pero también el más difícil a la fecha. Las vacaciones terminaron afectando la posibilidad de ver más cintas, pero vi varias películas que esperaba bastante y un par de sorpresas, muchas dignas de estar en primer lugar. Tal vez sirvió que viera pocas cosas, así pude reflexionarlas bien.
10. Only God Forgives, de Nicolas Winding Refn (2013)
«Time to meet the devil.»
Adoro Drive, pero no había visto nada más de Winding Refn. Only God Forgives a veces es hermosa, inteligente, enfocada, interesante e intrigante; a veces es descuidada, sosa, desordenada, pretenciosa y aburrida. A veces la amo, a veces la odio. 50% y 50%.
9. Kingsglaive: Final Fantasy XV, de Takeshi Nozue (2016)
«My life is nothing. Giving a future to those
who want to see it.. is everything»
Tiene sus problemas, sobre todo que la batalla final se alarga demasiado y se vuelve repetitiva, pero no puedo negar que la disfruté mucho. También tiene mucho que ver que su hermano mayor, Final Fantasy XV, tiene un mundo tan interesante que cualquier contenido que lo explore me atrae. Pero la cinta por sí misma funciona bien. La animación es, en su mayoría, impecable y da para una cinematografía sorprendentemente bella. Esperaba mucho menos.
8. Passengers, de Morten Tyldum (2016)
«A drowning man will always try to
drag you down with him.»
Hay tres películas aquí y una sobra. Está la película de naufragio del primer acto, tipo The Martian, que funciona muy bien. Esta la película de drama romántico, con una situación interesante, preguntas que pintan para una gran trama y buena química entre los protagonistas. Y está la película de acción del tercer acto, que avienta todo por la ventana, sacrifica el drama romántico y todo lo interesante que se había planteado en pro de explosiones, clichés por doquier y un final vacío de toda carga emocional. ¿Me entretuvo? Sí. ¿Daba para mucho más? También.
7. Mean Girls, de Mark Waters (2004)
«—If you’re from Africa, why are you white?
—Oh my God, Karen, you can’t just
ask people why they’re white.»
El corazón de Mean Girls es su guion. La cinta tiene mil chistes y la gran mayoría funcionan; y los que no, son principalmente chistes visuales, en donde se depende más de la dirección. Y es que está dirigida y editada de forma bastante estándar, como cualquier otra comedia adolescente, sin personalidad incluso; pero el guion de Tina Fey hace toda la diferencia para separarla del resto. Está bien escrita, así de sencillo.
6. Sully, de Clint Eastwood (2016)
«Everything is unprecedented until
it happens for the first time.»
Sully es extraña. Es un drama grande, dirigido por alguien importante, con una gran actuación protagónica por uno de los mejores actores de nuestros tiempos y con impresionantes efectos; pero contenida, corta y superficial. Como que le quitaron todas las subtramas para dejar una película de 90 minutos que responde sólo a la temática principal. Y de hecho no funciona nada mal. Muy bien hecha, muy entretenida, muy extraña.
5. Barry, de Vikram Gandhi (2016)
«The world is a big place, honey.
You’ll find your way.»
Pensé que se iba a ir a lo escandaloso, a lo House of Cards, pero me encontré con una trama muy personal, chiquita, contenida y muy bien ejecutada. La dirección es impecable, al igual que el guion, pero sin duda lo que se lleva las palmas es la actuación de Devon Terrell, que clava completamente las formas de Obama. Sin importar el importante personaje que protagoniza la cinta, Barry es un gran ejercicio con un mensaje potente. A veces es demasiado explícita en ese mensaje, pero en general lo maneja con mucha gracia.
4. Hell or High Water, de David Mackenzie (2016)
«He wouldn’t know God if he crawled up
his pant leg and bit him on the pecker.»
Esta película da para un comentario muy aburrido. El guion, la dirección, la cinematografía, las actuaciones; todo es excelente. Nada me vuela la cabeza y nada es nunca antes visto, pero tampoco hay grandes errores que señalar. Realmente no hay mucho que decir más allá de que es un western impecable.
3. Rogue One: A Star Wars Story, de Gareth Edwards (2016)
«I’m one with the Force, and the Force is with me.»
Hay mucho que decir de Rogue One. Me encanta lo que le aporta a la saga, como la profundidad de los rebeldes, la creación de extremistas en la guerra y los detalles adicionales de la construcción de la Death Star. Tiene un tono muy diferente a lo que estamos acostumbrados, lo cual valoro bastante. Me gusta Rogue One, pero tiene sus problemas, sobre todo con los personajes. Long story short: Son bastante malos. Planos, sosos, aburridos y superficiales. Hay quienes argumentan algo parecido sobre The Force Awakens, pero la diferencia es que allá con una pincelada de los personajes es suficiente para amarlos. Aquí no. Me encantan Chirrut Imwe por fucking badass y K-2SO por savage; pero hasta ahí. Honestamente, todos dejan mucho que desear, y los personajes son una parte VITAL en cualquier cinta.
Pero, como dije, aun así me gusta. Está en tercer lugar porque se mantiene por sí sola pero además complementa muy bien a A New Hope, funciona como película de guerra y como heist movie, tiene un tercer acto excelente, las mejores escenas de acción de toda la saga y una escena en particular que… madre mía. MADRE. MÍA. LA ESCENA DE DARTH VADER. APLAUSOS. QUÉ MAESTRÍA, DE VERDAD.
2. Blue Jay, de Alexandre Lehmann (2016)
«It’s never really been like it
was with us. For me.»
Después de ver The People v. O. J. Simpson, me quedé con ganas de más Sarah Paulson. En Blue Jay encontré una gran actuación suya y mucho más que no esperaba. Es una historia sencilla y corta pero muy humana sobre el hubiera, sobre los what if. Tiene un guión fenomenal que se siente tan orgánico que podría pensar que acabo de espiar a dos personas de verdad. Usa muy bien el blanco y negro para apoyar el tono nostálgico, junto con una cinematografía preciosa (I mean, sólo ve ese screenshot). Es encantadora y desgarradora cuando debe serlo. Y me pegó. Mucho.
1. Moana, de John Musker y Ron Clements (2016)
«—I am not a princess.
—If you wear a dress and have an
animal sidekick, you’re a princess.»
Cinta de Disney con soundtrack de Lin-Manuel Miranda; nos esperaba algo fantástico. Gran ritmo, grandes momentos, grandes actuaciones; todo bien. Me dio una vibra muy The Wind Waker, lo cual ya es un win (buen año para las vibras Zelda en cine de animación, con ésta y Kubo). Y pues la música de Lin-Manuel es probablemente mi OST favorito del año. Pero algo sí hay que decir: si no la hubiera visto en inglés, ni de chiste se lleva el primer lugar. Perdón, pero en español pierde muchísimo, empezando por las letras de Lin-Manuel (las traducciones no le llegan ni a los talones). No sé, en español nunca me dejó de incomodar. Pero en inglés, con The Rock y «We Know The Way» cantada por Lin-Manuel, claro que tiene su primerísimo lugar. Mi película animada favorita del año.
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