Los últimos dos años he hecho recuentos, pero sólo de los videojuegos que terminé. Este año mi número de videojuegos terminados deja mucho que desear, así que la dinámica cambia. El recuento de 2016 será de cuatro diferentes medios. Cinco juegos, cinco películas, cinco series, cinco álbumes. No los mejores, sino mis favoritos. Todos lanzados en 2016. Vamos.
Videojuegos
5. Ratchet & Clank, de Insomniac Games
Fue parte importante de mis vacaciones de verano. En resumen: divertidísimo. Es el único juego de Ratchet & Clank que he jugado y me quedé con muchas ganas de más, ya sea que regrese a jugar los anteriores o que le dé otra pasada en el New Game + que se ve aún mejor. Probar y escoger entre tan increíbles armas en un diseño de niveles de plataformas exquisito está sin duda entre mis experiencias favoritas del año.
4. Inside, de Playdead
Una experiencia corta y sencilla, pero inolvidable. No lo digo a la ligera, ese final se me quedará grabado por el resto de mi vida. What. The. Fuck. Pero además de ese cierre que me dejó con la boca abierta mientras corrían los créditos, Inside tiene una narrativa intrigante y súper sencilla, unas mecánicas muy sólidas y puzzles buenísimos. Todo se conjunta tan bien. Es algo que si te gustan los videojuegos, sin importar de qué tipo, deberías jugar.
3. Overwatch, de Blizzard
La diferencia entre estos últimos tres lugares es mínima. Overwatch es probablemente el juego del 2016 con el que más me he divertido. El trabajo de Blizzard es magistral, en todo sentido. Desde la personalidad de cada uno de los personajes y el mundo que habitan, la campaña transmedia del juego, el apoyo con DLC gratuito desde su lanzamiento hasta ahora y el maldito juego en sí. Muchísima variedad con tantos personajes, partidas emocionantes y diferentes entre sí, estrategia, accesibilidad y profundidad. Overwatch es mi multijugador favorito ever.
2. Final Fantasy XV, de Square Enix
No he terminado Final Fantasy XV y probablemente no lo haga por muchos meses, pero tenía que estar en esta lista. Hasta ahora no he tenido problemas con la trama, pues hice mi tarea y vi todo lo que tenía que ver. Sé que no es lo óptimo, tener que hacer tarea antes de jugar, pero yo he disfrutado cada segundo de la experiencia transmedia que es FFXV. El combate es increíble, la química entre los personajes es súper entrañable, el mundo que habitan es riquísimo y la trama me ha tenido pegado al control. Como neófito de Final Fantasy, he amado cada segundo de FFXV.
1. Uncharted 4: A Thief’s End, de Naughty Dog
Lo devoré en el fin de semana después de mis primeras entregas finales de la carrera. Como fan de Uncharted, no pude quedar más satisfecho. Uncharted 4 simplemente le da al clavo a todo. Los tiroteos están mejores que nunca, la trama es muy interesante y la temática de piratas es increíble. ¡Lograron hacer funcionar de maravilla una forzada relación fraternal! Además, el desgraciado se ve increíble; probablemente el juego más hermoso en cuestión gráfica que he visto. Pero es mi GOTY no por lo espectacular y ruidoso que puede llegar a ser, sino porque Naughty Dog entiende que a veces hay que dedicar un capítulo a disparar pistolas de juguete, cenar con tu esposa y ganarle en Crash Bandicoot.
Menciones honoríficas: Rhythm Heaven Megamix, Firewatch.
Títulos que no he jugado pero probablemente entrarían: The Last Guardian, Forza Horizon 3, DOOM.
Lo que más he jugado este año: Rocket League.
Películas
5. Moana, de John Musker y Ron Clements
Para mí, Moana es una película de Disney de los 90s que se perdió durante todos estos años y que además resulta que tiene un soundtrack de Lin-Manuel Miranda. Me puede llegar a cansar lo inteligente que quiere ser Zootopia, lo sofisticada que quiere ser Kubo; Moana simplemente es una gran aventura con personajes increíbles, música de mi artista favorito y una atmósfera náutica preciosa. La recuerdo con nostalgia y muchísimo cariño, como si realmente hubiera crecido con ella.
4. Swiss Army Man, de Daniel Kwan y Daniel Scheinert
Le tengo muchísimo respeto a Swiss Army Man. Es una película sin una pizca de cinismo, sin pretensiones, que sabe lo que quiere y no le importa perder audiencia al dar su mensaje. Tiene una capa boba divertidísima, un trasfondo muy profundo y oscuro, y un soundtrack que acompaña ambos lados de la moneda a la perfección. Es sin duda alguna la película más única de esta lista.
3. The Invitation, de Karyn Kusama
Esta en un principio la consideré de 2015, pero como la vi en varias listas del 2016, pues fuck it. Una vez tomada esa decisión, los tres primeros lugares fueron facilísimos de definir, solo hace falta ver mis rankings. The Invitation es fenomenal en todo el sentido de la palabra. Al principio es intrigante, luego pasa por tensa e inquietante, y termina con suspenso y terror absoluto. Tiene una progresión fantástica y una hechura muy magnética. Sencillísima y aun así más efectiva que muchas.
2. Arrival, de Denis Villeneuve
A diferencia del primer lugar, solo vi Arrival una vez, entonces realmente no sé qué tan bien se mantenga más allá de la primera impresión, lo cual es indispensable en una película de este tipo. Pero es mi segundo lugar porque la disfruté muchísimo, así de sencillo. Tengo muy claros los tres primeros lugares porque sin duda fueron las cintas que más me provocaron, todas en un sentido diferente. Arrival me desafió y me trató sin condescendencia. Sold.
1. La La Land, de Damien Chazelle
Sorprendiendo a nadie, La La Land es mi primer lugar. Digo, ¿qué mas hay que decir más allá de lo que puse en mis rankings? Es puro corazón + impecables valores cinematográficos + increíble música. El guion es muy bueno (menospreciado, ¿eh?, pues está MUY bien construido), las actuaciones son excelentes… ¿Qué mas quieres? Pega el drama, pega lo musical, pega el argumento moral, pega el romance. Cumple todo lo que se propone y me hace conectar emocionalmente. La mejor película del 2016 by far.
Menciones honoríficas: Moonlight, Nocturnal Animals, Sing Street, Hacksaw Ridge, Manchester by the Sea, 10 Cloverfield Lane, The Jungle Book, Captain America: Civil War.
Series
5. Westworld, de Jonathan Nolan y Lisa Joy
Westworld tiene muchos problemas de suspension of disbelief. Hay cosas que no tienen sentido, en lo más mínimo. Pero no importa, porque la serie lo sabe y le vale poco. Tiene el objetivo de sorprenderte y divertirte con una propuesta interesante y bien producida. ¿Lo logra? Sí, de forma sobresaliente. Es una serie muy satisfactoria, porque toma decisiones que requieren agallas. No será la mejor, pero probablemente sí la que más me divirtió.
4. Better Call Saul, de Vince Gilligan y Peter Gould
Una mejora abismal a una serie que ya de por sí era muy buena. Better Call Saul encontró su mejor forma en 2016, presentando personajes igual de interesantes y complejos que siempre, unos valores de narrativa audiovisual increíbles y una historia mucho más interesante que la de la temporada pasada. Es tan diferente a Breaking Bad en tono y ritmo, pero no deja de ser igual de atractiva. El único final de temporada de la lista que me hizo soltar un grito ahogado. Fenomenal.
3. Stranger Things, de Matt Duffer y Ross Duffer
Es difícil no amar Stranger Things. Es como una banda que sólo toca covers, es inevitable no bailar. ¿Me gustaría que tocara canciones originales? Claro, pero también estoy contento moviéndome al ritmo de «Should I Stay or Should I Go». Sí, todo lo que propone ya lo hemos visto, pero está en un paquete tan bien producido, con personajes tan entrañables y un cast tan perfecto, que todos estamos puestísimos para la 2da. Difícil no ponerla más alto. De mis cosas favoritas del año.
2. The People v. O.J. Simpson: American Crime Story, de Scott Alexander y Larry Karaszewski
Es increíble que una serie basada en hechos reales sea igual de adictiva que series de dragones y de parques del viejo oeste. Mega actuaciones por donde voltees, un diseño de producción impecable y una versión de John Travolta que no puedo creer exista. Es una excelente visión a todas las personalidades que formaron parte de esta historia. Y es interesantísima.
1. Game of Thrones, de David Benioff y D.B. Weiss
Para mí, sigue sin haber mejor serie en la televisión actual que Game of Thrones. Su sexta temporada es probablemente mi favorita. Tiene episodios que nos destruyeron el cerebro (y el corazón) como The Door y un final muy satisfactorio para lo que se nos tenía acostumbrados, con teorías confirmadas que nos hicieron levantar el puño y gritar «The King in the North!». Simplemente «Battle of the Bastards» le da el indiscutible primer lugar; fantástico en todos los aspectos y con la mejor batalla medieval jamás filmada.
Menciones honoríficas: House of Cards, Love, Easy, Daredevil.
Series/temporadas que no he visto pero que probablemente entrarían: Atlanta, Black Mirror, Mr. Robot, Horace and Pete.
Música
5. Moana (Original Motion Picture Soundtrack), de Lin-Manuel Miranda
Hay dos proyectos de Lin-Manuel en esta lista, sí señor. Creo que no me había clavado tanto con el soundtrack de una película animada desde Toy Story cuando era niño y lo ponía en el carro camino a mi primaria. No debería sorprenderme, cuando tiene tanto talento detrás. Gran mérito el lograr hacer no sólo una gran canción para un villano de Disney, sino una gran canción para un cangrejo gigante que le gusta lo brillante. Puntos extra por la Deluxe Edition, que trae los demos de Lin-Manuel con cosas maravillosas que fueron cortadas, como «More».
4. «Awaken, My Love!», de Childish Gambino
Qué grande es nuestro nuevo Lando, no cabe duda. Childish Gambino se reinventa en un álbum escandaloso, con una voz aguda que revienta más fuerte que el acorde más estruendoso de su guitarra. Glover está cambiado, cantando como una resurrección de Prince y coordinando un set de canciones muy diferentes entre sí, pero que todas hacen que te caigas de espaldas. Siempre es interesante escuchar un álbum en el que un artista alcanza su madurez musical; éste es el de Glover.
3. Junk, de M83
Qué infravalorado es Junk. Es mi primer acercamiento con M83, sin contar una canción por ahí que pegó en Alfa hace un par de años. Junk es refinado y elegante, quién demonios lo diría. Tiene sus canciones pop, diseñadas para pegar, pero también ejercicios muy personales como «Sunday Night 1987», con un solo de armónica que cierra el álbum de forma monumental. Es potente en todo momento y puede llegar a ser muy íntimo. Cuando el nuevo de Blood Orange me quedó a deber, encontré consuelo en esta maravilla. Un discazo, simplemente.
2. The Hamilton Mixtape, de Lin-Manuel Miranda
Mi obsesión de este año ha sido Hamilton, no tengo la menor duda. Estoy enamorado de la obra, de absolutamente todo sobre ella. The Hamilton Mixtape fue una gran dosis adicional a mi adicción. Desde preordenar el disco digitalmente e ir obteniendo algunas de las canciones previo al lanzamiento, hasta finalmente escucharlo completo y descubrir su fenomenal progresión. The Hamilton Mixtape a veces brilla más que cualquier cosa que haya consumido este año y rinde un homenaje en vida valiosísimo a mi producto artístico favorito.
1. Coloring Book, de Chance The Rapper
La primera vez que escuché Coloring Book quedé completamente abrumado. Todas y cada una de las canciones son exquisitas, llenas de un entusiasmo riquísimo. A mi parecer, toma lo mejor de Kanye y le sube el nivel a un millón. Las letras, los cantos religiosos que le dan una escala escatológica; Chance acaba de subir la vara con 14 canciones llenas de carisma.
Menciones honoríficas: Nobody But Me, Stranger Things OST, las buenas de The Life of Pablo.
Album que más he escuchado este año: Hamilton (Original Broadway Cast Recording)
Artistas que más he escuchado este año: Lin-Manuel Miranda, ELO, Wet Baes.