El domingo 29 de septiembre de 2013 terminó una de las mejores series que hemos visto en los últimos años. Este texto simplemente es para desahogarme y platicarles un poco sobre lo que significó esta serie para mí. No soy experto en el tema por lo que no me meteré en tecnicismos.
Siempre me ha maravillado el círculo, es algo tan complejo pero a la vez simple, es perfecto y representa regresar a los orígenes, al punto donde empezaste.
Breaking Bad es eso, un círculo perfecto que cierra de una manera magistral, con contrastes magníficos y cambios que te ponen los pelos de punta.
«Technically, chemistry is the study of matter. But I prefer to see it as the study of change.» Decía Walter White en los primeros episodios de la serie, dándonos una pequeña pista de lo que nos esperaría. Es sorprendente como la serie desde los primeros episodios te dice lo que va a pasar de una manera sutil. Te presenta un personaje aburrido, triste, sencillo, humilde y le da un giro de 180º mientras te recuerda todo lo que era antes. «It is growth, then decay, then transformation.»
Cabe aclarar que este texto contiene spoilers (Duh!).
Me decidí a escribir esto en el momento en el que vi la escena de cuando Walter entra a su antigua casa y recuerda cuando Hank le dice en su cumpleaños que le ponga un poco de emoción a su vida. Termina ese pequeño flashback y vemos a un Walter White demacrado, sin su familia, con su casa destruida y siendo el criminal más buscado del país. ¿Así o más emoción?
En ese momento me sorprendí del círculo perfecto que había creado Vince Gilligan. Me atrevo a comparar esta serie con Lost, historia que empezó muy bien pero que después de cierta diversión de los escritores con drogas medicinales comenzó a perder pies y cabeza, y obviamente el final de la serie fue muy criticado (aunque a mí sí me gustó, es bueno considerando la plasta de ideas que tenía la serie).
Aquí no, en Breaking Bad desde el principio se ve un propósito, se ve un objetivo. Desde el primer episodio empiezan a trazar las primeras líneas del círculo.
Muchos dicen que Walter White es «malo» y que Jesse es «bueno» pero lo increíble de esta serie es que eso es una mentira. El ser humano está lleno de matices y logran captar de manera perfecta eso. Walter tuvo momentos de mucha maldad, desde cocinar metanfetamina, dejar morir a Jane, darle el susto de su vida a Hank al hacerle creer que Marie había sufrido un accidente sólo para salvar su trasero, obligar a Jesse a cometer un asesinato, «I Am The Danger», envenenar a Brock, matar a Mike a sangre fría y, por supuesto, la cumbre de Heisenberg: organizar el asesinato de 10 testigos potenciales en menos de dos minutos, como si el asesinato fuera ya cosa de todos los días.
Mirando a la ventana al igual que como lo hizo alguna vez ese profesor inocente de química.
Pero también tiene su lado bueno, como cualquier ser humano. Recordemos que todo esto lo hizo en un principio por su familia, ¿recuerdan el momento «This is not meth» con Tuco? Eso lo hizo para vengar a Jesse de la golpiza que le habían puesto. O cuando salvó a ese pequeño niño de sus horribles padres drogadictos. Le salvó la vida a Jesse en repetidas ocasiones. También no olvidemos (nunca) el fabuloso Ozymandias, en el cual se vio un lado bueno de Walt entregándose a su cuñado, suplicando y ofreciendo TODO su dinero por la vida de Hank, dejando libre a Skyler de toda culpa, etc.
Todo lo que pasó en esta serie pasó por una razón, todo es parte de ese círculo perfecto llamado Breaking Bad. Cerrando con esa fantástica escena de la muerte de Walter White en el laboratorio con Baby Blue de Badfinger en el fondo.
«Guess I got what I deserve».